Mezclando de manera peculiar lo clásico y lo moderno, con un poco de tradición y otro poco de innovación -todo a la vez-, se nos ocurrió ponernos a jugar un poco, que no todo en la vida va a ser trabajar, comer y dormir.
Podíamos haber ideado una tarde exclusiva de juegos populares. Era una bonita posibilidad, por supuesto. Y para ello, sin duda, contábamos con auténticos maestros, de los que, en esto como en tantas otras cosas en la vida, tenemos tanto y tanto que aprender. Podíamos haber hecho una fiesta al uso, también, con música y pista de baile para dar rienda suelta al buen humor y la diversión. ¿Por qué no? Y habría sido una buenísima idea que no descartamos para otra ocasión, que como dice la sabiduría popular, hay más días que longanizas.









Pero para este final de agosto, de la mano de Ana, nuestra compañera de Terapia Ocupacional, se nos ocurrió hacer algo más: una mezcla de todo ello, dando una vuelta de tuerca a algunos juegos populares, reinventando otros más modernos, y todo ello con el único fin de pasar, entre todos, un día divertido en el que familias, residentes y todo el equipo del centro, compartiéramos una tarde agradable y, ¿por qué no decirlo?, un poco… diferente.
Con el permiso y colaboración del Ayuntamiento de Mozárbez, que amablemente se prestó a colaborar nada más que se lo propusimos, permitiendo que hiciéramos nuestra la calle durante unas horas, preparamos el terreno de juego al amparo de los árboles, que el verano aún no ha acabado y la sombra se agradece. Así, preparamos en ese espacio el terreno de juego con una amplitud que diera cabida a la variedad de propuestas que se habían preparado.
Para empezar, los maestros en el difícil arte la calva, los dominadores durante décadas de los bolos, los doctores en puntería y competitividad -hasta donde la amistad y el buen ambiente permiten-, no sabían que tendrían que refrescar todos esos recuerdos para disputar una peculiar competición en la que el «enemigo» a abatir era una minúscula pelotita blanca, endemoniadamente esquiva, que puso a prueba a residentes y familiares, con resultados que nos hicieron sonreír a todos.
Afortunadamente, las temperaturas no eran las que semanas atrás nos hacían sudar a todos a gota gorda, pero no faltaron refrescos para todos, que la hidratación es siempre de la máxima importancia, y más en un ambiente de alto nivel competitivo como el que vivimos.
Queríamos, como siempre, dar en el blanco, persiguiendo nuestro objetivo de lograr que todos pasaran una tarde divertida, y para ello, a pesar de que el viento deslució un poco esa parte de la competición -sospechamos que el Comité Olímpico Internacional no homologará las marcas logradas-, teníamos preparado también un torneo de diana, que todos se tomaron, por supuesto, muy en serio, reclamando las pegatinas acreditativas de los logros alcanzados.
Según las distintas zonas de nuestra geografía en las que pasaran su juventud, nuestros mayores bien conocen también la popularidad de otros juegos de puntería, como la herradura, las anillas y otras variedades que en cada lugar solía contar con sus propias peculiaridades. Nosotros, por supuesto, aportamos la nuestra.
Del mismo modo, sin perder de vista juegos y deportes que pueden venir incluso de otros países, decidimos que era un buen día para inventar una peculiar versión del béisbol. Y como es verano y apetece refrescarse… con pelotas adaptadas para ello. ¿El resultado? Bueno, seguramente no nos abriremos hueco en las grandes ligas de béisbol americanas, pero, con toda seguridad, no nos ganan, ni de lejos, en el reto de pasarlo en grande.
Y a semejanza de otras competiciones, quizá de más renombre que la nuestra a nivel internacional, pero no por ello más importantes -Super Bowl, ceremonias de los Juegos Olímpicos…-, la música tuvo un papel protagonista. Para ello, una vez más, tenemos que agradecer la inestimable colaboración de algún miembro de este colectivo de familiares del que nos sentimos tan orgullosos. Sin esa parte técnica -altavoces, micrófono, repertorio musical-, el resultado habría sido más descafeinado. Y siendo eso muy de agradecer, cuando todo ello va acompañado de la parte humana, de compromiso, ayuda, alegría y ganas de sumar… el resultado es algo impagable que todos agradecemos.
Una vez terminada la parte de competición y juegos, y ya que estábamos en familia, con el ambiente animado, una cosa lleva a la otra, y pasa lo que pasa en todas las fiestas, que siempre hay alguien que se anima y cuenta un chiste. Y luego viene otro, y otro… y más que quedan pendientes para la siguiente, así que os aconsejamos que vayáis pensando en alguno para estar prevenidos.
Claro, con música y en familia, por supuesto, también hay quien se atreve a cantar. Empieza a ser una costumbre, bendita costumbre, que no sea solo la música que suena, sino que familiares y residentes sean los auténticos protagonistas de la fiesta, disfrutando y haciendo disfrutar a todos.
Emocionarse con las canciones tradicionales de toda la vida, descubrir talentos que no conocíamos, de personas con las que convivimos y que, en el ambiente apropiado, se agarran al micrófono con un brillo en la voz que contagia las ganas de vivir… Todo ello sucedió en una tarde diferente, con resultados todos para guardar en el recuerdo -en algún caso, con voces capaces de tocar la fibra, anudadas al cariño por una abuela-, y para animarnos a seguir.
Y como todos los finales de fiesta, rienda suelta al buen ambiente y… ¡hasta la próxima!

